Nicaragua celebra el 158 aniversario del natalicio de nuestro insigne poeta, Rubén Darío
Hoy, 18 de enero, Nicaragua se viste de orgullo para conmemorar el 158 aniversario del nacimiento de Félix Rubén García Sarmiento, nuestro eterno Rubén Darío. Metapa, hoy Ciudad Darío, en el departamento de Matagalpa, fue la cuna de un genio literario cuyo legado ha trascendido generaciones y fronteras, marcando la historia de la literatura hispanoamericana.
Rubén fue un niño que desde temprana edad mostró un amplio interés en la literatura, a sus escasos 3 años aprendió a leer con fluidez y a sus 12 años escribió sus primeras estrofas y fue reconocido como el “Poeta Niño”.
Su obra se erigió como un faro de innovación literaria, logrando en 1888, con la publicación de Azul en Valparaíso, Chile, transformar el panorama de la literatura en lengua española. Azul no solo consolidó a Darío como el padre del modernismo, sino que también fue una declaración de intenciones: poesía que no temía la experimentación ni la belleza sublime.
Un legado de viajes y letras
La vida de Darío fue un mosaico de experiencias, viajes y obras. En 1887 publica su primer libro de poemas el cual bautizó con el nombre Abrojos, posteriormente en el mismo año publicó el Libro Rimas, todos estos se publicaron durante su estadía en Chile. Pero fue en 1888 cuando su célebre obra Azul vio la luz. Desde sus días como director del diario La Unión en San Salvador, hasta su consagración en Argentina con Cantos de Vida y Esperanza (1896), cada etapa estuvo marcada por la pasión, los desafíos y el constante anhelo de superar los límites de lo conocido.
En Europa, como corresponsal de La Nación de Buenos Aires, y durante su paso por París y Madrid, Darío se empapó de culturas que enriquecieron su escritura y consolidaron su legado universal.
Posteriormente, regresó a Nicaragua el 7 de marzo de 1889, cuando llegó a la ciudad de León fue recibido entre algarabía, su estadía en su tierra natal no fue larga, enseguida se trasladó a San Salvador, donde fue nombrado director del diario la Unión.
En los años siguientes viajó a Costa Rica, Guatemala y luego regresó a Nicaragua. En 1895 recibe la noticia del fallecimiento de su mamá. Al año siguiente, durante su estadía en Argentina en 1896, su segunda esposa dio a luz a su primer hijo, quien a días de nacer contrajo tétano y falleció, en el mismo año publicó el libro Cantos de Vida y Esperanza, y con este libro se consolidó la figura de Darío como uno de los grandes poetas del modernismo.
En años posteriores sus escritos se vieron marcadas por la influencia antimperialista, debido a que el modernismo pasó a convertirse en rechazo y denuncia a la realidad social, consolidándose así la primera raíz emancipadora de una nueva autonomía literaria. Su poesía antimperialista, escrita en años siguientes, no solo denunció las injusticias de su tiempo, sino que también inspiró movimientos literarios y políticos, como la lucha emancipadora del General Sandino.
Pese al deterioro que le causó su alcoholismo, Darío no dejó de escribir, después de estar fuera de su tierra natal por un largo período de tiempo, Rubén regresó a Nicaragua a finales de 1915. El 7 de enero de 1916 llegó a su amado León, donde, un 16 de febrero se rindió ante la muerte, la causa de su deceso, como era de esperarse, fue a causa de su alcoholismo. Sus honras fúnebres duraron varios días y fue sepultado el 13 de febrero en la ciudad de León.
Un genio que trasciende
El legado de Rubén Darío es un tesoro nacional que sigue resonando en la vida cultural, artística y creativa de Nicaragua. Su poesía, cargada de imágenes sublimes y simbolismo, continúa siendo fuente de inspiración para escritores, músicos, artistas visuales, diseñadores y creativos de todo el mundo. En Nicaragua, el arte y el diseño rinden tributo a Darío, demostrando que su modernismo no es solo un movimiento literario, sino una actitud hacia la innovación y la creación.
Cada verso suyo, cada obra, es una invitación a descubrir la belleza desde nuevas perspectivas. En la moda, por ejemplo, creativos locales encuentran en su obra símbolos e historias que reflejan la riqueza cultural de nuestro país, llevando su esencia a pasarelas y colecciones.
Orgullo patrio y celebración
En Nicaragua, el legado de Darío es motivo de constante celebración. Gracias al compromiso del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, su obra y memoria se mantienen vivas en actividades educativas, culturales y artísticas. Desde jornadas literarias en escuelas hasta exposiciones y eventos que recuerdan su genio, Rubén Darío sigue siendo un símbolo de nuestra identidad nacional.
El reconocimiento como Prócer de la Independencia Cultural y Héroe Nacional en 2016 reafirmó lo que todos los nicaragüenses sentimos: Rubén Darío es eterno. Su legado nos inspira a ser creadores de belleza, soñadores incansables y embajadores de nuestra rica cultura.
Hoy, mientras leemos sus versos o escuchamos las vibrantes palabras de Prosas Profanas y Azul, recordamos que Rubén Darío no solo pertenece a Nicaragua, sino al mundo entero. Y que aquí, en su tierra natal, lo celebramos con orgullo, llevando su influencia a todos los rincones del arte, diseño y moda.
Rubén Darío vive en cada palabra, en cada trazo y en cada creación que busca trascender.