Los distintos rostros de Frida Kahlo llegan a Nueva York
La transformación exhaustivamente documentada que llevó a cabo Frida Kahlo de artista a ícono cultural pop no es casualidad. La pintora creó meticulosamente su propia imagen.
Estados Unidos ahora conoce las obras y objetos de su casa Azul en su natal México que compartió con su esposo, el muralista Diego Rivera, Frida Kahlo: Appearances Can Be Deceiving, una exposición en el Museo Brooklyn, que estará abierta hasta el 12 de mayo.
Esta es la exposición más grande dedicada a Kahlo en Estados Unidos y una iteración mucho más grande de la exposición del año pasado en el Museo de Victoria y Alberto en Londres.
Los visitantes entenderán de mejor manera la habilidad que Kahlo tenía para agregar su imagen al imaginario de la sociedad, aunque eso implicara pintarse con changos alrededor de la cabeza y plasmar sus rasgos más reconocibles: sus distintivos bigote y uniceja. Ninguna de las discapacidades que sufría a causa de la poliomielitis y un accidente de autobús ni sus frecuentes recaídas de dolor desalentaron a Kahlo. Para cuando murió, a la edad de 47 años en 1954.
La artista mexicana es un personaje público que aún está explotándose ya entrado el siglo XXI.